Los expertos encuentran que la pérdida del control lleva a la gente a pedir orden, respuestas
Una nueva investigación publicada en la revista Science explica por qué los individuos tratan de encontrar e imponer orden sobre un mundo indisciplinado a través de supersticiones, rituales y explicaciones de conspiración, vinculando una pérdida de control a las percepciones individuales. La investigación descubre que la búsqueda de una estructura o comprensión conduce a la gente a engañarse, a ver y creer en conexiones que simplemente no existen.
La investigación fue realizada por Adam Galinsky, profesor de ética y decisión en dirección, con grado Morris y Alice Kaplan, en la facultad Kellogg en la Northwestern University, Evanston, Illinois, en colaboración con la autora principal Jennifer Whitson, profesora adjunta en la facultad de negocios McCombs en la University of Texas, Austin.
A través de una serie de seis experimentos, los investigadores mostraron que los individuos que carecían de control eran más propensos a ver imágenes que no existían, percibir conspiraciones, y desarrollar supersticiones.
"Cuanto menos control tenga la gente sobre su vida es más probable que intente recuperarlo a través de la gimnasia mental", dijo Galinsky. "La sensación de control es tan importante para la gente que su ausencia es intrínsecamente amenazante. Mientras que algunas percepciones erróneas pueden ser malas o llevar al individuo por mal camino, son sumamente comunes y posiblemente satisfacen una necesidad psicológica profunda y perdurable".
La necesidad de control
De acuerdo con Whitson, esa necesidad psicológica es de control, y la capacidad de minimizar la incertidumbre y predecir cursos de acción beneficiosos. En situaciones donde se tiene poco control, los investigadores propusieron que un individuo podía creer que mecanismos misteriosos e invisibles estaban trabajando en secreto. Para probar su teoría, los investigadores crearon cierta cantidad de situaciones caracterizadas por la falta de control, y luego midieron si la gente veía una variedad de patrones ilusorios.
Por ejemplo, en un experimento se pidió a los individuos que miraran imágenes "nevadas". La mitad de las imágenes eran patrones granulados con puntos aleatorios, mientras que la otra mirad también contenía imágenes como una silla, un bote, o el planeta Saturno, que eran débilmente visibles contra el fondo granulado. Mientras toda la gente identificó correctamente el 95% de las imágenes escondidas, el grupo de personas que había sentido que su control se había deteriorado en una parte previa del experimento también "vieron" imágenes en el 43% de las fotografías que sólo eran un conjunto de puntos aleatorios.
"La gente ve patrones falsos en datos de toda clase, imaginan tendencias en los mercados de valores, ven caras en la estática, y detectan conspiraciones entre conocidos. Esto sugiere que la ausencia de control conduce a una necesidad visceral de orden -incluso un orden imaginario", dijo Whitson.
Explicando supersticiones
Para comprender mejor las supersticiones, Whitson y Galinsky pidieron a un grupo de individuos que escribiera sobre situaciones que habían experimentado. La mitad de ellos recordó situaciones en las que tenían control, mientras que la otra mitad detalló instancias de parálisis por una pérdida de control, como accidentes de automóvil causados por otros, o la enfermedad de amigos o familia. Continuando con el ejercicio, todos los participantes leyeron cuentos donde los resultados importantes, como una idea aprobada en una reunión de negocios, eran precedidos de conductas inconexas, como saltar sobre un pie tres veces antes de entrar en una reunión. Los participantes que inicialmente habían escrito sobre una situación donde no tenían control, expresaron mayor fe en una conexión supersticiosa con el resultado de la historia, y se sentían más temerosos sobre qué ocurriría si la conducta supersticiosa no fuera repetida apropiadamente en el futuro.
Mientras que saltar sobre un pie o usar medias de la suerte son peculiares y generalmente inofensivas, los participantes en el experimento cuya sensación de control había disminuido eran más propensos a percibir más conspiraciones siniestras ocultas debajo de la superficie de situaciones inocuas. Por ejemplo, cuando leían acerca de un empleado que fue saltado en un ascenso, los participantes con menos poder tendían a creer que una conversación privada entre los compañeros de trabajo y el jefe era la culpable.
Restablecer una sensación de control
Para evaluar si los individuos con el poder disminuido pueden restablecer el control y realinear sus percepciones, los investigadores les pidieron a los participantes que evaluaran cuánto creían en ciertos valores (como la belleza estética o que valoraran la teoría científica y la investigación). Pidieron entonces a los participantes que escribieran sobre situaciones donde estaban indefensos o carecían de control. Para restablecer la sensación de control, se pidió después a algunos participantes que dieran más detalles sobre los valores que habían evaluado como importantes. Como comparación, se pidió a otros participantes que dieran más detalles sobre el valor que tenían en menor estima.
Los resultados fueron claros: los participantes que no tenían la oportunidad de recuperar la sensación de control eran más propensos a percibir imágenes visuales que no existían y percibir conspiraciones en situaciones inocentes, mientras que los participantes que recuperaron su sensación de control al concentrarse en importantes valores personales no eran diferentes a la gente que nunca perdió su sensación de autocontrol en primer lugar.
"Es excitante; al restablecer la sensación de control, la gente normalizó sus percepciones y conductas", dijo Galinsky.
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