domingo, diciembre 24, 2006

Navidad II

La Navidad será siempre un día de esperanza, de misterio y de fe.

Cada cual tendrá su gruta, la que ha ido cavando en el fondo de su corazón, y necesita reformar, limpiar e iluminar todos los años.

Cada cual, su regalo: el íntimo, el personal, el silencioso, el de las heridas cerradas y rencores olvidados.

Cada cual, su lámpara para calentarnos en Dios... y su aceite para ir curando, suavizando y derritiendo ternura entre los muchos que lloran en la Navidad.

La noche de Navidad debiera ser más para compartir con los pobres y con la familia que para ostentar con los ricos; más para prodigarnos con nuestros semejantes que para meternos en el vértigo de las calles y las fiestas; más para que Dios nos acompañe que para entrar en ese mundo ajeno y extraño donde se aumenta la nostalgia, se entristecen los recuerdos y muchas veces nos sentimos tan solos.

¿Donde y cuándo vas a dar a Cristo el apretón de manos y la entrega del corazón en esta Navidad? No olvidemos que es día de

  • Llenarnos de Dios.
  • De sacar cuentas.
  • De estrecharnos las manos.
  • De abrir las alforjas.
  • De mirarnos tal cual somos.
  • De recordar a los que faltan.
  • Y pedir perdón,
¡Esa es la Navidad !
Autor: Desconocido
Gracias: Maribel Hayes

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