martes, mayo 29, 2007

¡Empieza ya!

Hasta que no te comprometes existe la duda, la oportunidad de volverse atrás... Solo hay una verdad elemental, cuyo desconocimiento termina con incontables ideas y espléndidos planes. Eso es, que en el momento en que uno se compromete, la Providencia también lo hace.

Para ayudarte acontecen todo tipo de cosas, que de otro modo nunca habrían sucedido. A partir de la decisión se produce toda una cadena de acontecimientos, provocando todo tipo de imprevisibles incidentes y ayuda material, que ningún ser humano hubiera podido soñar que llegarían a producirse de ese modo.

Cualquier cosa que puedas hacer o soñar puedes hacerla, empieza. La audacia es genialidad, poder y magia en sí misma, empieza ya.

(Goethe)

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domingo, mayo 27, 2007

Vivir Feliz

Jackson Brown no es un gran pensador, ni un Nóbel de literatura.Es sólo un hombre común, un padre preocupado por la felicidad de su hijo que quiso escribir estos "consejos", al momento que éste se iría a estudiar a la universidad, lejos de su casa. Su hijo decidió fotocopiarlos y los distribuyó entre sus compañeros de estudio. Tuvieron tanto éxito, que una editorial le pidió autorización a Brown para editar un libro con ellos. Poco tiempo después, bajo el titulo "Vivir Feliz", se convirtió en un best seller que lleva decenas de ediciones y millones de ejemplares traducidos a varios idiomas.
  • Observa el amanecer una vez al año.

  • Estrechá la mano con firmeza, y mirá a la gente de frente a los ojos.

  • Tené un buen equipo de música.

  • Elegí a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: buscá que sea fuerte donde vos sos débil y viceversa.

  • Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.

  • Recordá los cumpleaños de la gente que te importa.

  • Evitá a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.

  • Manejá autos que no sean caros, pero date el gusto de tener una buena casa.

  • Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.

  • No hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a agluien que está perdiendo el pelo. Ya lo sabe.

  • Recordá que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche (decile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza).

  • Anímate a presentarte a alguien que te cae bien simplemente con una sonrisa y diciendo: Mi nombre es fulano de tal; todavía no nos han presentado.

  • Nunca amenaces, sino estás dispuesto a cumplir.

  • Mostrá respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.

  • Hacé lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.

  • Dale la mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará.

  • Aprendé a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas.

  • Ubicá tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.

  • Recordá el viejo proverbio: Sin deudas, sin peligro.

  • No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.

  • Aprendé a compartir con los demás y descubrí la alegría de ser útil a tu prójimo. (El que no vive para servir, no sirve para vivir).

  • Concurrí a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.

  • Confía en Dios, pero cerrá tu auto con llave.

  • Recordá que el gran amor y el gran desafío incluyen también "el gran riesgo".

  • Nunca confundas riqueza con éxito.

  • No pierdas nunca el sentido del humor y aprendé a reírte de tus propios defectos.

  • No esperes que otro sepa lo que querés si no lo decís.

  • Aunque tengas una posición holgada, hacé que tus hijos paguen parte de sus estudios.

  • Hacé dos copias de las fotos que saqués y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.

  • Tratá a tus empleados con el mismo respeto con que tratás a tus clientes.

  • No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.

  • No deseches una buena idea porque no te gusta de quien proviene.

  • Nunca compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte de nuestra vida encima de él.

  • No confundas confort con felicidad.

  • Nunca compres nada eléctrico en una feria artesanal.

  • Escuchá el doble de lo que hablás: (por eso Dios nos dio dos oídos y una sola boca).

  • Cuando necesites un consejo profesional, pedilo a profesionales y no a amigos.

  • Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.

  • Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.

  • Recordá que la felicidad no es una meta sino un camino: disfrutá mientras lo recorrés.

  • Si no querés sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.

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viernes, mayo 25, 2007

En memoria de Susana Rotker

Por Tomás Eloy Martínez
Para La Nación

HIGHLAND PARK, N. Jersey.- Hacia las cuatro de la tarde, el 27 de noviembre pasado, Susana Rotker y yo nos sentamos en su escritorio a discutir algunas de las ideas que ella acababa de agregar a su ensayo "Ciudades escritas por la violencia".

Hacíamos lo mismo desde 1979, cuando nos conocimos. Cada vez que alguno de los dos necesitaba sentir la resonancia de sus ideas en otro ser, nos leíamos en alta voz, con cierto aire de desafío y también con la esperanza de que el otro asintiera y dijera: "Sí, qué bien, cómo me habría gustado escribir eso". No sé cuántas veces le repetí la frase aquella tarde.

Había -hay- reflexiones notables en ese ensayo que estudia el miedo y la impune violencia de las ciudades como fenómenos que crecen y alcanzan a todos. "Es el reino de la fatalidad -escribía Susana hacia la mitad del texto-: no se acusa a nadie y al mismo tiempo se acusa a la sociedad entera."

Su inteligencia era como una luz: se movía en todas direcciones, con una intensidad que jamás declinaba, y era maravilloso tocar esa luz, porque desprendía calor, y felicidad, y fuerza: pocas luces podían llegar tan hondo con tan pocas palabras. El lenguaje no sirve para expresar las sensaciones de miedo, decía Susana. El miedo es tan inexpresable como el dolor. Oí esa misma frase infinitas veces, durante los infinitos días que siguieron.

"No viene nadie"

Algunos profesores de la Universidad de Rutgers -donde ambos trabajábamos- nos habían invitado a ir aquella tarde del 27 de noviembre a un encuentro profesional en Piscataway, cinco kilómetros al oeste de donde vivíamos. Ninguno de los dos tenía ganas de hacerlo. Yo estaba por terminar otro capítulo de una novela en la que ya llevo muchos meses de retraso y al día siguiente debía viajar a México para participar del Foro Iberoamericano organizado por Vicente Fox, Carlos Fuentes y el empresario argentino Ricardo Esteves.

Susana, a su vez, tenía que corregir la versión en inglés de su libro Cautivas , revisar los trabajos de tres estudiantes cuyas tesis doctorales estaba dirigiendo y decidir cuándo y con quiénes haría la primera conferencia del Centro de Estudios Hemisféricos, la institución ambiciosa que había fundado en Guadalajara, México, para que los creadores e investigadores del continente pudieran terminar sus obras sin apremios ni distracciones.

Al final fuimos, por inercia. El estacionamiento de la casa estaba lleno y debimos dejar nuestro automóvil enfrente, al otro lado de una calle de doble circulación en la que los accidentes rutinarios -deslizamientos en el hielo, choques sin consecuencia- se cuentan por los dedos de las manos. Oímos un par de discursos y a eso de las siete y media, luego de cambiar miradas cómplices desde lejos, empezamos a despedirnos. La oí decir: "No hay tiempo. ¡Tengo tanto trabajo por hacer!"

Salimos, tomados de la mano. Hacía frío. La noche era espesa, húmeda, y la raya temblorosa de un avión atravesaba el cielo. "No viene nadie -dijo Susana-. ¿Qué te parece? ¿Cruzamos ahora la calle?"

La conocí en 1979 -ya lo he dicho-, cuando organizaba la redacción de El Diario de Caracas. Pregunté quién era el mejor crítico de cine de Venezuela, y en todas partes me dijeron, sin vacilación alguna: "Susana Rotker. No te va a ser fácil llevarla a un periódico nuevo". No lo fue, es verdad. Susana era demasiado joven, tenía un éxito inmenso con la columna que publicaba todos los días en el diario El Nacional , y su belleza cortaba la respiración. Después supe que se creía fea y sin gracia, que dudaba de su talento, que amaba las grandes causas pero no se creía capaz de encabezar ninguna.

Ejercicio de reflexión

Contra lo que suponían los demás, todo desafío nuevo la entusiasmaba. A veces, ciertos faits divers -como llaman los franceses a las crónicas policiales- disparaban su imaginación y escribía sobre ellos crónicas espléndidas, conmovedoras. A uno de esos hechos alude enigmáticamente en el primer capítulo de Cautivas : una mujer quemada viva por un marido fanático e intolerante en Maracaibo.

Después, cuando ambos fuimos a Washington y ella completó su doctorado en literatura en la Universidad de Maryland, la densidad y el incendio de su inteligencia crecieron día tras día, de manera casi visible, táctil. A partir de las crónicas norteamericanas de José Martí emprendió un ejercicio de reflexión sobre el nacimiento del escritor profesional y sobre los cruces entre literatura y periodismo que iban más allá de todo lo que se había escrito hasta entonces.

Siempre admiré su método de trabajo: rumiaba durante semanas un tema y lo sacaba afuera luego de golpe, en un día o dos. Más de una vez la vi entrar en su escritorio a las tres de la tarde y salir de él a las tres de la mañana con cincuenta páginas impecables, que fluían como el agua.
Yo soy lentísimo, en cambio: rara vez voy más allá de una página o dos por día, con resultados inferiores.

Si no la hubiera tenido a mi lado, las tres novelas que publiqué a partir de 1985 no serían lo que son. Ella salvó a mi imaginación de los naufragios en que sucumbe a veces, cuando navego entre la verosimilitud y la exageración, y me dio la ternura que hacía falta para no desfallecer en esa empresa de Sísifo que es la escritura de cualquier novela, valga o no valga la pena. ¿Cómo íbamos a suponer que yo estaría condenado a exponer alguna vez estas triviales intimidades? Todo texto es fatalmente autobiográfico, pero las columnas de prensa no tienen por qué convertirse en un confesonario. Si traiciono esa ley de hierro es porque no me perdonaría jamás seguir adelante sin decir a los cuatro vientos todo lo que le debo. Y, a la vez, yo ya no soy el yo que fui hasta hace pocas semanas. Soy ese yo menos ella, y aún desconozco el vasto significado de todo eso.

Buenos Aires y después

Dejamos la Universidad de Maryland en 1987. Yo quería regresar a la Argentina a cualquier precio, y tal vez nunca me perdone todo lo que ella tuvo que pagar por esa obstinación: padeció tres golpes militares, una hiperinflación de locura, el comienzo de la desocupación y de la inseguridad. En ese clima educamos a nuestra hija, que llegó a Buenos Aires cuando tenía seis meses y se marchó a los cinco años.

A partir de 1991, Susana recibió tantos ofrecimientos para trabajar en los Estados Unidos que me pareció injusto seguir atándola a mi destino. Hice al revés: me uní yo al de ella, y así nos fue mejor. Ambos nos hicimos argentinos y venezolanos y colombianos y brasileños en una tierra de nadie donde se puede ser todo y nada a la vez. En los últimos tiempos, su talento había crecido a ritmo de vértigo sin que ella se diera cuenta de lo lejos que había llegado.

Escribía incansablemente sobre la violencia, sobre la pobreza, sobre las idas y vueltas del pensamiento latinoamericano con una intensidad en la que ponía todo el ser. A fines de octubre la invitaron a Harvard. He recibido decenas de cartas de quienes la oyeron. Me dicen que por la firmeza de su posición ética y por la fuerza de gravedad de su inteligencia, todos querían tenerla allí. No sé si habría ido. Ambos éramos felices en Rutgers: ambos éramos cada día un poco más felices, si eso es posible.

Cuando empezamos a cruzar la calle, aquel fatídico 27 de noviembre, sentí que algo la arrancaba de mi mano y me golpeaba a mí en los brazos y las piernas. Desperté sobre la línea amarilla que divide la calzada, desconcertado, entre automóviles que pasaban raudos o se detenían bruscamente. Imaginé que ella estaba al otro lado, a salvo. Luego, oí chirriar unas ruedas, corrí como pude, y descubrí su cuerpo hecho pedazos. La imagen de sus ojos abiertos y de su sonrisa de otro mundo me siguen por todas partes, a todas horas. En el instante en que la vi, sentí que la perdía. Habría dado todo lo que soy y lo que tengo por estar en su lugar. Me habría gustado verla envejecer. Habría querido que ella me viera morir.

Susana Rotker [3-Jun-54] q.e.p.d.[27-Nov-00]
http://www.lanacion.com.ar/00/12/22/o04.htm

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miércoles, mayo 23, 2007

Equivocarse


No se equivoca el río
cuando al encontrar una montaña en su camino,
retrocede para seguir avan
zando hacia el mar;
se equivoca el agua que por temor a equivocarse,
se estanca y se pudre en la laguna.



No se equivoca la semilla
cuando muere en el surco para hacerse planta;

se equivoca la que, por no morir bajo
la tierra,
renuncia
a la vida.



No se equivoca el pájaro
que ensayando el primer vuelo
cae al suelo;
se equivoca aquél que por temor a caerse
renuncia a volar por la seguridad del nido.





No se equivoca el hombre

que ensaya distintos caminos para alcanza
r sus metas;
se equivoca aquél
que por temor a equivocarse nunca acciona.

Pienso que se equivocan aquellos que no aceptan
que ser hombre es buscarse a sí mismo cada día,
sin encontrarse nunca plenamente.



Creo que al final del camino
no te premiarán por lo que encuentres,
sino por aquello que hayas buscado honestamente.

El error más grande lo cometes cuando,
por temor a equivocarte, te equivocas
dejando de arriesgar en el viaje hacia tus objetivos.

Rabindranath Tagore

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martes, mayo 22, 2007

Fábula de los tres hermanos

De tres hermanos el más grande se fue
por la vereda a descubrir y a fundar
Y para nunca equivocarse o errar iba despierto
y bien atento a cuanto iba a pisar

De tanto en esta posición caminar

ya nunca el cuello se le enderezó
Y anduvo esclavo ya de la precaución y se hizo viejo,

queriendo ir lejos, con su corta visión

Ojo que no mira más allá no ayuda el pie

óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú


De tres hermanos el de en medio se fue

por la vereda a descubrir y a fundar
Y para nunca equivocarse o errar iba despierto

y bien atento al horizonte igual

Pero este chico listo no podía ver la piedra,

el hoyo que vencía a su pie
Y revolcado siempre se la pasó y se hizo viejo,

queriendo ir lejos, a donde no llegó

Ojo que no mira más acá tampoco fue

óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú


De tres hermanos el pequeño partió

por la vereda a descubrir y a fundar
Y para nunca equivocarse o errar

una pupila llevaba arriba y la otra en el andar

Y caminó, vereda adentro,

el que más ojo en camino y ojo en lo por venir
Y cuando vino el tiempo de resumir ya su mirada

estaba extraviada entre el estar y el ir

Ojo puesto en todo ya ni sabe lo que ve

óyeme esto y dime, dime lo que piensas tú


Silvio Rodriguez

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lunes, mayo 21, 2007

Golpe a los románticos: descubren el secreto del 'olor a mar' y al parecer no hace nada bien

Científicos han logrado identificar la esencia del aroma marino, producida por gas fuertemente oloroso con un efecto tónico-estimulante en los seres humanos. Una especialista del CONICET describe el origen de las sensaciones tonificantes experimentadas frente a la orilla del mar.
OLOR A MAR. El gas que causa el olor funciona como “aroma hogareño” para las aves oceánicas. Aquí, una gaviota.

Aunque la idílica escena del atardecer a la orilla del mar despierte el más romántico de los espíritus, al parecer, los efectos del aroma marino no son tan buenos. La doctora Matilde Otero Losada, especialista en investigaciones sensoriales , sostiene: "A pesar de la creencia generalizada de que aspirar el olor a ozono que desprende la orilla del mar tiene ciertas virtudes, esta idea parece no estar del todo justificada ya que el ozono no es tan beneficioso. Además, no es el responsable del particular olor de la orilla del mar que se debe a la inhalación de otro gas".

La afirmación de la investigadora fue realizada en el marco del segundo ciclo de charlas organizado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Fundación Ecocentro , llamada " El mar necesita que lo miren" . Allí, Otero se refirió a las emociones y a los efectos que produce el aroma marino en la salud.

La especialista desterró el ancestral misterio que se oculta detrás de la fascinante brisa marina. Y es que un grupo de científicos ingleses parecen haber descifrado una nueva especie de bacteria aislada en la costa de North Norfolk, en el Reino Unido. Esta sería la responsable de la emisión y producción de un gas fuertemente oloroso llamado Dimetil Sulfuro (DMS). Es decir, con este descubrimiento se podría afirmar que el mar ha sido atrapado en un tubo de ensayo.

A principio del 2007 los investigadores de la Universidad de East Anglia, a cargo del profesor Andrew Johnston, lograron identificar este particular microbio en los lodos de las salinas de Stiffkey. Esta explicación acerca del origen de la percepción olfativa del mar les valió la publicación de su trabajo en la revista Science.

Según las palabras de Otero Losada, el DMS encontrado en las aguas marinas constituye un gas fuertemente oloroso con un efecto tónico-estimulante en los seres humanos , que resulta agradable en pequeñas concentraciones y desagradable cuando se encuentra en grandes proporciones. E s responsable del característico olor a repollo y lechugas hervidas, los aromas y sus componentes hedónicos varían con la concentración.

Por otra parte, este gas funciona a modo de " aroma hogareño" para las aves que sobrevuelan los océanos, por ejemplo las gaviotas, señala la investigadora. De esta manera, resulta una señal que identifica sus fuentes de alimentos.

Respecto de los posibles efectos tonificantes, Otero Losada advierte que no se deben a las características inherentes del aroma en cuestión, sino que su estimulación energizante se remonta a conocimientos ancestrales culturalmente adquiridos y transmitidos por la humanidad de generación en generación . Entonces: depende del contexto y no de la percepción aislada.

En este sentido, adquiere particular importancia la llamada dimensión antropológica del olor. "En el caso del mar, nos remite a una memoria ancestral como especie. El mar como origen de vida, el mar reflejo del cielo, del sol (energía) y las estrellas (romance, magia, imaginación y ensueño). Nos toca con su infinitud y su fuerza. Es pura energía, dinamismo y quietud, fuerza y sutileza oscilantes, agresividad y calma", describe la especialista.

Debido a que el olfato es un sentido emocional e intuitivo más que intelectual y lógico , agrega, no es la composición química de los olores la causa de las distintas sensaciones físicas y psicológicas que provoca, sino que se trata de la huella mnémica que ha quedado grabada como impronta genética y se transmite de generación en generación.

Y esto se explica porque la memoria olfativa es episódica (remite a una historia con detalles), íntimamente ligada a las emociones y en su mayor parte no conciente. Por eso, concluye que aunque lo esencial sea invisible a los ojos, no lo es para el olfato, debido a que todo el mundo que nos rodea huele y respirar, incluso un olor desagradable, es un reflejo de vida.


Fuente: Universia / CONICET

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lunes, mayo 14, 2007

Asamblea en la Carpintería.. .

Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.

El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.

Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán. Cuando en un grupo se buscan a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos.

Es fácil encontrar defectos, cualquiera puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.

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sábado, mayo 12, 2007

Británicos inventaron una sangre plástica

Los científicos de la Universidad de Sheffield aseguran que permitirá salvar muchas vidas porque es ideal para los casos de emergencia. Es una pasta para disolver en agua y no necesita refrigeración, entre otras ventajas

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Transfusión de sangre




Científicos británicos crear una muestra de sangre de plástico, con posibilidades de sustituir a la sangre real en caso de emergencias.

La innovación estuvo a cargo de profesionales de la Universidad de Sheffield. Si bien se trata de una sustancia que aún no ha sido probada en seres vivos sus mentores aseguran que será ideal para ser utilizada en zonas de guerra por ser de material más ligero para transportar.

El sustituto podrá ser almacenado en bolsas en forma de pasta, que será disuelta en agua en el momento de utilizarse. Su almacenamiento será sensiblemente superior a los 35 días que puede ser mantenida la sangre humana y no necesitará refrigeración.


Según informa el sitio español ABC, el invento está constituido por pequeñas moléculas plásticas unidas en una estructura similar a las ramas de un árbol, con forma similar a los de las moléculas de hemoglobina.

En esa estructura, el oxígeno puede unirse al oxígeno ingresado por los pulmones para ser dispersado por todo el cuerpo.

El científico Lance Twyman, asegura que el invento es ideal para evitar las muertes de pesonas por “heridas superficiales cuando se quedan atrapadas en una ccidente o resultan herias en el cambo de batalla y no pueden obtener sangre antes de llegar a un hospital”.

“Estamos realmente expectantes ante el potencial que ofrece este producto, sobre todo por el hecho de que puede salvar muchas vidas”, dijo Twyman.

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miércoles, mayo 09, 2007

No te salves

por Mario Benedetti

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca

no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.


Sin poesía no hay esplendor.
(Goethe)

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lunes, mayo 07, 2007

El camino

Dice una leyenda que, en una ocasión, un hombre joven se acercó a Buda para preguntarle qué debía hacer para alcanzar el objetivo final.

Durante años había estado asistiendo diariamente a las enseñanzas de Buda. Le había oído hablar de la tolerancia. Había dedicado tiempo a meditar sobre unos principios que nunca había puesto en práctica. Algunas personas podrían interpretar esta actitud como de resistencia, rebeldía o enfado, pero más bien parecía que nunca encontró la oportunidad para llevar a cabo las enseñanzas que se le impartieron.

Cierta tarde hizo acopio del suficiente valor para formular a Buda una pregunta:
«¡Oh, Sabio Señor!», empezó diciendo, «durante años he escuchado vuestras enseñanzas. He intentado aprender cuáles son los caminos que conducen a la iluminación, pero ello no ha modificado mi vida en ningún sentido».

«Entonces», inquirió Buda, «¿cuál es tu pregunta?»

«A lo largo de los años», dijo el joven, «he visto a muchas personas asistir a sus enseñanzas. Algunas se quedan, otras se marchan. Entre ellas hay monjes y monjas, ricos y pobres, hombres, mujeres y niños. Algunas parecen haber alcanzado su objetivo. Demuestran un sentimiento de paz interior. Cuidan de los demás. Viven con alegría y felicidad. Pero no con todas las personas sucede lo mismo; es más, a la mayoría no le sucede esto. Diría que la mayor parte de personas siguen siendo las mismas que cuando vinieron por primera vez. Incluso para algunas, las circunstancias de sus vidas han empeorado. Obviamente, usted es un gran maestro. Es caritativo y bondadoso con esa gente. ¿Por qué no utiliza su poder para ayudarles? ¿Por qué no les indica la forma de alcanzar su objetivo final?»

La expresión de Buda era compasiva, pero su respuesta pareció intrascendente. El hombre pensó que no había captado el planteamiento de su pregunta.

«¿Dónde está tu hogar?», preguntó Buda.

El hombre le dijo el nombre de la ciudad y del Estado donde se encontraba su hogar. Le habló del sitio donde nació y creció. También le explicó cómo, unos años antes, había emigrado para buscar un empleo.

«¿Sigues acudiendo a tu hogar?», preguntó Buda.

«Sí, con tanta frecuencia como puedo», le dijo el joven hombre. «Mi familia todavía vive allí. Tengo amigos con los que me crié. Incluso tengo una novia con la que espero casarme algún día.»
«Entonces», observó Buda, «si viajas con tanta frecuencia, debes conocer muy bien el camino».
«Lo conozco como la palma de mi mano», replicó el joven. «Tan bien que creo que podría ir con los ojos vendados», bromeó.

«Si tan bien lo conoces, ¿podrías describírselo a alguien que fuera a emprender el camino por su cuenta? ¿Sería tu descripción fidedigna y clara?»

«Sí, naturalmente. A menudo he descrito la ruta a quien me lo ha preguntado, y he procurado hacerlo con la máxima claridad posible. No tendría ningún sentido darles unas indicaciones erróneas.»

«De las personas que te han preguntado por el camino», inquirió Buda, «¿todas tenían la intención de emprender el viaje?»

«No», contestó el hombre. «Muchos preguntan, pero no todos tienen el propósito de viajar. Algunos nunca encuentran el momento o no tienen la intención. A otros les gustaría, pero no se deciden.»

Buda siguió preguntando: «Entre los que se deciden, ¿cuántos llegan al destino final?»

«Bueno», dijo el joven, «normalmente sólo quienes se han fijado mi ciudad natal como objetivo. El camino no es sencillo y algunos desisten durante el viaje. Otros tienen como objetivo algún destino a mitad del trayecto».

«Entonces», dijo Buda, «ambos tenemos una experiencia similar. Las personas acuden a mí, viéndome como alguien que ha hecho un particular viaje y que conoce bien el camino. Me piden que se lo explique. Disfrutan con la descripción que hago del camino, y les gusta la forma como hablo de ello, pero no todas las personas se adentran en él. Entre quienes inician el viaje, no todos optan por recorrer el camino hasta el final, y en consecuencia, no todos alcanzan el objetivo final».

»Como tú», prosiguió Buda, «he intentado describir el camino de la forma más clara y fidedigna posible, pero no puedo empujar o tirar de alguien u obligarle a que recorra el camino. Todo lo que puedo decir es: "Yo he recorrido el trayecto. Durante el mismo he aprendido cosas. Esta es mi experiencia. Soy feliz de compartirla contigo. No puedo hacer más. Si quieres alcanzar tu objetivo, debes ser tú quien recorra el camino".»

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viernes, mayo 04, 2007

Relaciones

por (Deepak Chopra)

elcamino/archivo

Solo hay tres clases de personas en tu vida:

  1. Las que te dejan solo.

  2. Las que te ayudan.

  3. Las que te lastiman.

Las personas que te dejan solo consideran tu sufrimiento una molestia o inconveniencia, prefieren mantener su distancia para sentirse mejor.

Quienes te ayudan tienen la fuerza y la conciencia necesarias para hacer con tu sufrimiento más de lo que tú puedes hacer solo.

Quienes te lastiman quieren que la situación siga igual porque no les interesa tu bienestar.

Analiza honestamente cuántas personas de cada categoría hay en tu vida. Esto no es lo mismo que contar amigos y familiares cariñosos. Valora a los demás únicamente según se relacionan con tus dificultades.

Luego de realizar un conteo realista, toma la siguiente actitud:

  1. No volveré a contar mis problemas a quien prefiere dejarme solo. No es bueno para ellos ni para mí. No quieren ayudar, así que no les pediré que lo hagan.

  2. Compartiré mis problemas con quienes quieren ayudarme. No rechazaré ofertas sinceras de ayuda por orgullo, inseguridad o duda. Pediré a estas personas que se unan a mí en mi sanación y haré de ellas una parte mayor de mi vida.

  3. Pondré distancia entre mí y quienes buscan lastimarme. No tengo que confrontarlos, hacerlos sentir culpables ni convertirlos en causa de mi autocompasión. Pero no me permitiré absorber su efecto tóxico, y si eso implica mantener mi distancia, lo haré.

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jueves, mayo 03, 2007

Ecos de la vida

Un hijo y su padre, estaban caminando en las montañas.
De repente, el hijo se cae, se lastima y grita: "aaaaaahhhhhhhhh! !!!!"
Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña:
"aaaaaahhhhhhhhh! !!!!"
Con curiosidad el niño grita: "¿quién está ahí?"
Recibe una respuesta: "¿quién está ahí?"
Enojado con la respuesta, el niño grita: "cobarde"
Y recibe de respuesta: "cobarde"
El niño mira a su padre y le pregunta: "¿qué sucede?"
El padre, sonríe y le dice: "Hijo mío, presta atención"
Y entonces el padre grita a la montaña: "te admiro"
Y la voz le responde: "te admiro"
De nuevo, el hombre grita: "eres un campeón"
Y la voz le responde: "eres un campeón"
El niño estaba asombrado, pero no entiende.
Luego, el padre le explica:
-La gente lo llama eco, ¡pero en realidad es la vida!.
-Te devuelve todo lo que dices o haces.
-
Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones.
-Si deseas mas amor en el mundo, crea mas amor a tu alrededor.
-Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean.
-Si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los conoces.
-Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida.
-La vida te dará de regreso, exactamente aquello que tu le has dado.
-Tu vida, no es una coincidencia, es un reflejo de ti.
Alguien dijo, si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estás dando!!!!!

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miércoles, mayo 02, 2007

Esto es para vos...

Esta carta no te hará feliz.

Porque tu felicidad no está en esta carta ni en ninguna otra cosa o lugar.

Tu felicidad está en vos. Dentro tuyo. En tu actitud interior. Y tu actitud en último término depende solamente de vos.

Son muchos los títulos, los nombres. Pero un solo tema: La Vida.

La Vida vivida por vos, por mí. La vida en concreto. Con todas esas pequeñas y grandes cosas que la acompañan: el Amor, el Odio, el Dolor, la Ingratitud, la Alegría, la Compasión, el Trabajo, el Descanso, la Riqueza, la Pobreza, la Generosidad, la Esperanza, el Orgullo, el Egoísmo, la Ansiedad...

Sólo intento ayudarte a encontrarte con vos mism@, si de verdad deseás ser dueño de tu Vida en este nuestro mundo. Yo creo en la Vida. Y creo en tu Vida.

Yo creo que la Vida, aun con todos sus aparentes absurdos, su acción, en muchos casos desintegradora, sus contratiempos, ansiedades, temores y luchas, es como tiene que ser.

Quizás, o sin quizás, vos y yo tenemos mucho que ver en esa marcha de la Vida.

Frente a tantos agoreros y cantores de cataclismos, ruinas y muerte, esta carta quiere abrirte la puerta de la felicidad, sin optimismos dulzones de sacarina falsa.

Vos, yo y todos los seres humanos estamos anhelando en cada momento un poco más de felicidad.

Esto es alcanzable. Vos podés ser un poco más feliz de lo que sos ahora.

Lo serás cuando vivas tu Vida más plenamente. Cuando desarrolles lo que sos y podés, más intensamente.

Yo sé que cuando reflexionés y medités serenamente, descubrirás por vos mism@ cosas mucho más claras, luminosas y reveladoras de las que yo te digo.

No debés permitir que nadie haga por vos lo que tenés que hacer vos mism@.

No leás esta carta una sola vez. Reléela... y tratá de reflexionar. Que esta carta no sea como un chaparrón que cae de repente y corre hacia el barranco sin mojar la tierra.

Yo no intento ser tu maestro. Sobran muchos maestros y sobran muchos métodos. Sólo intento ayudarte a pensar.

La mejor escuela es la Vida, la de tu Vida.

Sólo intento que vayas siempre a favor de la Vida. La Vida que está en vos y en cada ser humano, con todas sus riquezas y variados matices de expresión, y sobre todo con la principal, propia y únicamente verdadera expresión de la vida: El AMOR.

Sólo cuando somos fieles a nosotros mismos sin concesiones fáciles a la alabanza exterior o al instinto ciego egoísta, vivimos plenamente y Amamos de verdad.

El mundo será menos malo cuando vos y yo seamos mejores.

Muchos quieren cambiar el mundo, que el mundo cambie. Pero no empiezan por donde únicamente pueden empezar: cambiarse a sí mismos. Es el único camino. Los demás caminos son evasiones de ese reto que tenemos todos de ser hoy mejores que ayer para que el mundo también mejore.

El día que dejemos de lamentarnos y echar las culpas de los males del mundo a otros... habremos empezado a recorrer un buen camino. El Verdadero.

¿Por qué no empezar hoy?

No esperes a que los demás lo hagan. Hay muchos que ya lo están haciendo.

Autor: desconocido

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martes, mayo 01, 2007

Perspectivas diferentes

Unos obreros estaban picando piedras frente a un enorme edificio en construcción. Se acercó un visitante a uno de los obreros y le preguntó:

-¿Qué están haciendo ustedes aquí?

El obrero lo miró con dureza y le respondió:

-¿Acaso usted está ciego para no ver lo que hacemos? Aquí, picando piedras como esclavos por un sueldo miserable y sin el menor reconocimiento. Vea usted ese mismo cartel. Allá ponen los nombres de Ingenieros, Arquitectos, pero no ponen los nuestros que somos los que trabajamos duro y dejamos en la obra el pellejo.

El visitante se acercó entonces a otro obrero y le preguntó lo mismo.

-Aquí, como usted bien puede ver, picando piedras para levantar este enorme edificio. El trabajo es duro y está mal pagado, pero los tiempos son difíciles, no hay mucho trabajo y algo hay que hacer para llevar la comida a los hijos.

Se acercó el visitante a un tercer obrero y una vez más le preguntó lo que estaba haciendo. El hombre le contestó con gran entusiasmo:

-Estamos levantando un Hospital, el más hermoso del mundo. Las generaciones futuras lo admirarán impresionados y escucharán el entrar y salir constante de las ambulancias, anunciando el auxilio de Dios para los hombres. Yo no lo veré terminado, pero quiero ser parte de esta extraordinaria aventura.

El mismo trabajo, el mismo sueldo, la misma falta de reconocimiento; una misma realidad. Tres maneras distintas de vivirla: como esclavitud; como resignación; como pasión, aventura y desafío.

Piensa que el mundo es un infierno y lo será. Piensa que este mundo es parte del Paraíso y lo será.

Vivir con ilusión, convertir el trabajo en una fiesta, sentirnos parte de las buenas obras..

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