lunes, julio 16, 2007

¿...y la Ciencia con mayúscula, dónde está?

Verdades, espejismos y autoengaños en torno al concepto de ciencia...

Por Dora Rizzuto

Hace pocos días, los medios de comunicación informaron sobre el resultado de un brillante y a la vez sorprendente trabajo de investigación llevado a cabo en el CONICET por un equipo de estudiantes de doctorado en biología coordinado por el Dr. Gabriel Rabinovich. Se trata de un proceso iniciado en 2002 y coronado hoy (cinco años después) por el éxito, tanto que ha merecido un lugar especial en el último número de Nature Inmunology, una revista científica de prestigio internacional. (Clarín, martes 26/06/07 pág. 36 - La Nación, martes 26/06/07 pág. 14 - TN Nelson Castro - "El juego limpio" jueves 5/07/7 – 22 hs.)

Brillante porque es, sin duda, un aporte decisivo en el control de enfermedades auto inmunes tan agresivas para el ser humano como la Esclerosis Múltiple, la Artritis Reumatoidea y la extraña enfermedad de Crohn.

Pero a la vez es sorprendente pues estos investigadores han alcanzado resultados sobresalientes con una escasez de medios y dificultades increíbles, tan increíbles como el magro sueldo mensual de $1.800 que reciben, que hoy les parece muy adecuado, pues hasta el año pasado era sólo de $700. Sin comentarios...

Sin duda estamos frente a un trabajo científico de suma excelencia, que debiera ser ampliamente difundido y conocido por todos nosotros pues se trata de un triunfo de la ciencia argentina, que merece nuestro orgullo nacional, el cual, por lo general, pareciera estar limitado sólo al fútbol, el basketball y ocasionalmente algún otro deporte, como el hockey o el golf.

No es que esté mal que vivemos y vivamos con entusiasmo los éxitos deportivos, sino que poniendo cada cosa en su lugar y dando un lugar a cada cosa, debiéramos entender y reconocer lo que significa este triunfo para el posicionamiento internacional de la ciencia argentina, tan vapuleada como está, como también lo que implica en lo particular, al abrir una esperanza firme en quienes padecemos alguna de las enfermedades antes mencionadas.

Precisamente, hablando de dar un lugar a cada cosa, nos parece importante revisar la aplicación del concepto de "científico" a las distintas disciplinas profesionales en nuestro medio. Sin duda este esfuerzo del equipo del CONICET encuadra a la perfección en el concepto que marca el rigor del canon científico, para los trabajos o actividades que aspiran a tal nombre.

Se ha formulado una hipótesis de trabajo acerca de la identificación y diferenciación de los azúcares que recubren los glóbulos blancos y luego se ha desarrollado lo que se denomina una "marcha sistemática" de observación/comprobación a lo largo de cinco años, para llegar a determinar que efectivamente es posible conocer la identificación de esos azúcares, así como su diferenciación, la cual permite predecir su comportamiento e impacto en el cuerpo humano, evitando o provocando la aparición de las enfermedades auto inmunes. ¡Qué hallazgo!

Sin duda esto es en serio, ciencia aplicada, ante la cual nos asomamos con respeto casi reverencial, pues implica poder penetrar en las profundidades de la materia viva a través de un esfuerzo intelectual riguroso, disciplinado y orientado hacia un fin mensurable, verificable, evaluable y comparable.

Pero esto nos provoca, a renglón seguido, una gran duda: ¿es posible reconocer este mismo rigor en el "estado del conocimiento" de otras disciplinas? Y a continuación; ¿son ciencias "todas" las ciencias?

Nos preguntamos esto, pues más de una vez nos ha provocado cierto escozor el oír que se aplica el concepto de "científico" a áreas del conocimiento que en verdad parecieran ser solo un conjunto de prácticas y herramientas, que en parte aplican o utilizan algunos conocimientos de carácter científico, actividades sin duda muy respetables profesionalmente pero que, en sí mismas, no son científicas.

Por caso, la administración, la comunicación, el derecho, entre otras, a las cuales, pareciera para darles mayor importancia o reconocimiento social, suele anteponérseles el patronímico de ciencias, al igual que se "doctorea" a los profesionales que las ejercen, sin que en su mayoría hayan cursado estudios regulares de postgrado.

Esto no quiere decir que no sean disciplinas que merezcan y exijan el rigor y la profundidad en su estudio, análisis y aplicación, pero también es cierto que el valor de sus prácticas es fruto del arte y la experiencia de sus instrumentadores, pero no necesariamente de la aplicación del método científico, frente a lo cual se abre un verdadero abismo entre estas disciplinas y lo que llamamos "Ciencia", con mayúscula y sin aditivos.

Como la orientación de MATERIABIZ es la administración de empresas, vayamos al punto encontrándonos con Mario Bunge quien, al considerar el "status epistemológico" de la administración, señala que la misma es concretamente una "técnica social", a lo cual nos permitimos agregar que, como toda técnica social, está fuertemente influida por la ideología y la visión del mundo, tanto de quien reflexiona o enseña sobre el quehacer administrativo, como también de quien la aplica en una situación y contexto determinados.

Además, como la razón última de la administración no es el pensamiento especulativo, sino su ejercicio a través de la "práctica gerencial", vale recordar lo que señalaba con agudeza Peter Drucker allá lejos y hace tiempo: "la gerencia no es una rama de la teología, sino fundamentalmente una disciplina clínica. Como en la práctica de la medicina, la prueba no consiste en saber si el tratamiento es científico sino, por el contrario, en verificar si el paciente se recupera" y concluye "la gerencia es una práctica, antes que una ciencia o una profesión, aunque contiene elementos de ambas".

Sin duda el pensamiento de Drucker no excluye, muy por el contrario rescata, la importancia en la función gerencial de "el estudio sistemático de los principios, la adquisición de conocimientos organizados y el análisis sistemático de su propio desempeño, (sumado a) la autodisciplina y las elevadas normas éticas de un verdadero profesional".

Todo esto significa que las exigencias del papel profesional en materia de administración son, valga la redundancia, muy exigentes, pero no necesariamente científicas, lo cual no quiere decir que no se sepa reconocer la necesidad y conveniencia de aplicar herramientas metodológicas que puede o no tener fundamento en la ciencia (experimental o especulativa), pero que por sobre todo deben apoyarse en criterio, coherencia, reconocimiento de la situación y responsabilidad moral.

Trabajar con estos supuestos supone una fuerte dosis de realismo, lo cual también implica dar (como dijimos) un lugar para cada cosa y a la vez colocar cada cosa en su lugar. Dejemos entonces lugar a la ciencia para que esté donde debe estar y ocupémonos nosotros de ejercer con propiedad nuestro papel profesional, para lo cual, por encima de la ciencia, hace falta más que nada conciencia. ¿O no?

Dora Rizzuto
Doctor of Business Administration (DBA) Research Associate- Henley Management College UK. MBA - Henley Management College UK. APM Practitioner (UK)– Association for Project Management UK-. Profesora de UADE. Profesora invitada de Advanced Strategy del Executive MBA en Universidad Torcuato Di Tella



Bibliografía:

BUNGE Mario - "Status epistemológico de la Administración" - en Revista Administración de Empresas - Tomo XI, Buenos Aires, Octubre de 1980

DRUCKER Peter F. – "La Gerencia de Empresas" – Sudamericana - 4ta. Edición – Buenos Aires 1966

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