jueves, septiembre 06, 2007

Vivir no duele

Definitivo, como todo lo que es simple. Nuestro dolor no viene de las cosas vividas, sino de las cosas que fueron soñadas y que no se cumplieron.


¿Por qué sufrimos tanto por amor?


Lo correcto sería que la gente no sufra, apenas agradecer por haber conocido una persona tan linda, que generó en nosotros un sentimiento intenso y que nos hizo compañía por un tiempo razonable, un tiempo feliz.


¿Por qué sufrimos?


Porque automáticamente olvidamos lo que fue disfrutado y comenzamos a sufrir por nuestras proyecciones irrealizadas, por todas las ciudades que nos hubiera gustado conocer al lado de nuestro amor y no conocimos, por todos los hijos que nos hubiera gustado tener juntos y no tuvimos, por todos los espectáculos, libros y silencios que nos hubiera gustado compartir y no compartimos.


Por todos los besos cancelados, por la eternidad.


Sufrimos, no porque nuestro trabajo es desgastante y paga poco, sino por todas las horas libres que dejamos de tener para ir al cine, para conversar con un amigo, para nadar, para enamorar.


Sufrimos, no porque nuestra madre es impaciente con nosotros, sino por todos los momentos en que podríamos estar confidenciando con ella, nuestras más profundas angustias y ella estuviese interesada en comprendernos.


Sufrimos, no porque nuestro equipo perdió, sino por la euforia perdida.


Sufrimos no porque envejecemos, sino porque el futuro nos está siendo confiscado, impidiendo así que mil aventuras nos sucedan, todas aquellas con las cuales soñamos y nunca llegamos a tener.


¿Cómo aliviar el dolor de lo que no fue vivido?


La respuesta es simple como un verso:

Cada día que vivo, me convenzo más de que el desperdicio de la vida está en el amor que no damos, en las fuerzas que no usamos, en la prudencia egoísta que nada arriesga, y que, esquivando el sufrimiento, hace perder también la felicidad.


El dolor es inevitable. El sufrimiento es opcional.


Carlos Drummond de Andrade



El sexo, el dolor y el amor son experiencias límite del hombre. Y solamente aquel que conoce esas fronteras conoce la vida; el resto es simplemente pasar el tiempo, repetir una misma tarea, envejecer y morir sin saber realmente lo que se estaba haciendo aquí.

(Paulo Coelho
)


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