lunes, febrero 12, 2007

El Estado debe reorientar carreras teniendo en cuenta la economía

por: Claudio Martyniuk
fuente: www.clarin.com


ENTREVISTA A CLAUDE ALLEGRE, EXPERTO EN POLITICA CIENTIFICA: "LOS PAISES EN DESARROLLO TIENEN UNA GRAN DESVENTAJA: DEMASIADOS ESTUDIANTES EN LAS DISCIPLINAS HUMANAS Y SOCIALES Y NO SUFICIENTES EN LAS TECNICAS".

Ni la vida universitaria ni la científica pueden quedar libradas sólo al deseo de los individuos. Los países que crecen son los que vinculan con habilidad la educación con las necesidades del mercado.



· La revolución científica es capitalizada por las sociedades más desarrolladas. ¿Qué pueden hacer los países en vías de desarrollo para promover el progreso científico-técnico?


—Las cosas están cambiando considerablemente. A comienzos del siglo pasado, la primera gran revolución fue la electricidad y la segunda ocurrió en la energía, con el carbón primero y el petróleo después. Más tarde, la revolución nació de una sola cosa: el transistor, que permitió que existiera la televisión, la computadora, los satélites y los teléfonos móviles. De esa manera la informática pasó a ser la disciplina más importante.

· ¿En qué revolución estamos?

—En la de biología, que está convirtiéndose en la ciencia dominante. En este desplazamiento surgen novedades. Por ejemplo, la competencia que hay en la investigación sobre los productos agrícolas para producir especies que consuman menos agua y fertilizantes y que sean rendidoras. América del Sur está en pleno auge en ese ámbito y será un competidor mayor en el mundo, junto a China, India y Estados Unidos. Europa está un poquito atrasada por razones que no son científicas sino políticas, referidas a la acción creciente de los movimientos ecologistas en contra de los organismos genéticamente modificados. Hay laboratorios europeos que van a venir a instalarse a la Argentina para poder seguir trabajando, porque en Europa muchas cosas son difíciles. Le daré un ejemplo simple: cuando se hacen experimentos de biología moderna, nos vemos obligados a hacerlos en animales. No se pueden hacer en el ser humano. Por lo tanto, se hacen experiencias en las ratas, pero también en perros y corderos. La rata es pequeña; su cerebro es pequeño; estudiar su cerebro es muy difícil. El cerebro humano es más grande, por lo tanto se prefiere estudiar el cerebro de la oveja o del perro. Pero en Europa, las asociaciones de defensa de los animales impiden que se experimente con esos animales.


· Pero, ¿eso significa que debe dejarse que se haga cualquier tipo de experimentación en los países en vías de desarrollo?

—No creo que tales regiones sean solamente de experimentación. Allí es donde también se desarrollarán esas disciplinas. En el caso de India, los occidentales no van sólo a experimentar: también producen desarrollo. En China y Brasil se da lo mismo. Yo creo que los países en vías de desarrollo, debido a eso, tienen una gran posibilidad de progresar científicamente. Pero tienen una gran desventaja, que no es solamente financiera, y es que tienen demasiados estudiantes en las disciplinas humanas y sociales y no suficientes en las técnicas, en la biología, en la ciencia.


· ¿Qué problemas trae esa asimetría?

—Si fabrican solamente abogados es para tener procesos, porque no harán experimentos ni desarrollo científico con ellos. Hay una revolución biológica en curso, y ella requiere menos infraestructura. La revolución informática fue hecha por Estados Unidos y Japón porque era necesaria una gran infraestructura tecnológica.


· Pero, ¿quién promueve esa investigación? ¿No son básicamente empresas multinacionales que se mudan según las conveniencias del momento?

—Sí, es cierto. Y es cierto también que no se mudan sólo según puedan experimentar con animales o no. Le aclaro que no soy partidario de torturar animales, pero si no hubiéramos hecho experimentación en animales no habríamos curado todas las enfermedades que hemos curado. En biología hay nuevos problemas éticos. Por ejemplo, ante el mal de Alzheimer que, antes de manifestarse, tiene 15 o 25 años de incubación, se piensa que con nuevos métodos de imágenes del cerebro se podrá detectar el comienzo. Pero, ¿tengo derecho a decirle a usted que dentro de 20 años tendrá mal de Alzheimer? Es un problema ético clave.


· ¿La sociedad científica sola tiene derecho a decidir qué es lo correcto en esos casos?

—Por supuesto que no. Los problemas de ética no conciernen solamente a la sociedad científica. En Francia, y por primera vez en el mundo, se conformó un Comité nacional de ética. En ese comité hay científicos, pero también hay religiosos, periodistas, sociólogos, psicólogos y gente común. Debaten y hacen recomendaciones al gobierno sobre qué hay que aceptar o no. Por ejemplo, hay una gran polémica sobre la clonación. Todos le dicen no a la clonación reproductiva, pero muchos piensan que la clonación con fines médicos podría ser muy útil. Otros dicen que si se permite eso también se permitirá lo otro. Los científicos son muy conscientes de este problema y saben también que no pueden decidir solos. Otro ejemplo: en Alemania como desconfían mucho de los avances en biología, los agentes de gobierno tienen derecho a entrar cuando quieren en los laboratorios de biología para ver lo que pasa. Naturalmente eso es...


· Policial, me parece.

—Exactamente y por eso los biólogos alemanes se van de Alemania porque no quieren que los controlen así. Pero, por otro lado, la idea de averiguar qué pasa no es absurda. De modo que es muy difícil lograr un equilibrio. En este marco, un país como Argentina no debe estar ausente.

· ¿Qué aporte imagina?

—Ante todo, la Argentina tiene buenos biólogos y ésa es una base excelente. Sé que existen vínculos entre la biología agrícola y la biología médica y eso abre muchos campos para la salud, por ejemplo. América del Sur tiene una larga tradición en investigación agropecuaria y en la mejora de las razas bovinas y la soja. Es difícil alcanzar a los norteamericanos en informática, incluso para los europeos, pero sin duda hay otros ámbitos para competir. También confío en el Mercosur.


· ¿En qué sentido?

—El Mercosur va a incidir en el plano científico con un mayor intercambio de investigadores y nuevos centros de excelencia.


· La Universidad es clave en el desarrollo de científicos. ¿Qué rasgos debe tener para que su tarea sea realmente promotora?

—El Estado tendrá que orientar las carreras teniendo en cuenta los mercados económicos. He seguido los últimos conflictos de los universitarios argentinos. Se plantean las preguntas que corresponde para hacer evolucionar las cosas en una buena dirección. Pero la Universidad de Buenos Aires tiene un problema: es muy grande, 320 mil estudiantes son demasiados. Y por lo tanto, tendrán que recortar la universidad.


· ¿Cómo recortarla? ¿Cómo organizarla?

—No se puede administrar una universidad moderna con ese número de estudiantes, porque todo el tiempo se va en la gestión organizativa en vez de atender la educación. Es muy difícil, pero deben hacer algo. Nosotros en Francia lo hicimos en Mayo del 68. Se recortó la universidad de París en 15 universidades. Claro que hacerlo en frío es dificilísimo. Además, hay que cuidar que los recortes no tengan intencionalidad política. Esa reforma es la prioridad número uno.


· ¿Cómo debería ser un profesor universitario capaz de promover la formación científica?

—Normalmente, un profesor universitario en ciencias trabaja todo el día en la universidad. Tiene que estar en su laboratorio, ocuparse de los alumnos y de la investigación que lleva a cabo. Le aclaro que no existe el modelo ideal. Cada uno debe encontrar su camino. Probablemente América latina deba inventar su sistema teniendo en cuenta su historia y sus necesidades. No tiene que copiar el sistema estadounidense, ni el europeo. Me he reunido con muchos profesores argentinos y reflexionan bien. Son conscientes de los problemas. Hablé con autoridades y también quieren ocuparse más de la educación. Siempre queremos que las cosas vayan más rápido, pero esto es lento y difícil porque es un tema delicado. En el caso de la UBA, para mí es demasiado grande, y ésa es la urgencia. Y después, ver cómo se puede mejorar la gestión.

· ¿Algún consejo sobre ese aspecto?

—Hay que cambiar la ley referida a la elección del rector. En la crisis del año pasado, yo hubiera dicho: si no eligen en el plazo de un mes, el Gobierno nombrará al rector. El otro problema que vi es que tienen estructuras que deben abrir más. A la UBA la gobiernan los profesores, los estudiantes y los ex alumnos. También tienen que estar los empresarios, los sindicalistas y los políticos. Copyright Clarín, 2007.

Lo urgente es el agua
"Se han dicho muchas tonterías, pero ahora se sabe que hay un aumento de la temperatura en el hemisferio Norte desde 1987, pero no es un tema sencillo", sostiene Allègre."En Punta Arenas —cuenta— hay una estación de observación y en su registro de temperaturas desde comienzos del siglo pasado la temperatura desciende. Lo digo para probar que debe investigarse más. Pero no es la prioridad ecológica máxima. Los recursos de agua en el mundo son una urgencia más grande. Es enorme el problema: mueren más de 100 mil personas por semana por falta de agua potable. Por lo tanto, hay que ocuparse del agua sobre todo en Africa, pero también en Oriente Medio. El director del Instituto del Agua de Chile me dijo que en una parte de Chile faltaba agua en la actualidad. Siempre se dice que en América latina no falta agua, pero en realidad nos dijo que no es cierto. El problema del agua, del agua potable y del océano, es importante"."Otro problema relevante —insiste— es el de los desechos urbanos. Por eso hay que tomar los problemas uno por uno y resolverlos."

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