domingo, septiembre 16, 2007

El noble castigo

En la Edad Media, a lo largo de toda Europa, era usual, cuando un hombre de estirpe noble cometía un delito que mereciese pena corporal, aplicar ese castigo a su sombra.

Pero se cuenta que en el sur de Francia, un barón feudal cometió un monstruoso crimen contra las gentes de un pueblecillo de sus dominios, las doncellas del cual fueron todas hechas prisioneras y entregadas a la ferocidad de las gentes del barón, que volvían de la Cruzada.

Las gentes del pueblo resolvieron vengar la afrenta y castigar a los culpables, y en una emboscada capturaron al barón, a sus tres tenientes y los sometieron a juicio.

La pena decidida fue la decapitación.

El barón, en nombre de los tres, manifestó que por su noble cuna estaban amparados por el privilegio de que la pena corporal se aplicase no a sus personas físicas, sino a sus sombras.

El Consejo del Pueblo aceptó y dispuso que así se hiciese.

Y por eso dispuso también —como en efecto se hizo— que la decapitación tuviese lugar en la plaza del pueblo, a la hora del mediodía.



Pedro Gómez Valderrama, Sortilegios.

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